En una cultura donde el perfume es símbolo de identidad, Dubái firma el perfume más caro del mundo: una joya olfativa que eleva el arte de perfumarse.
En los Emiratos Árabes Unidos, el perfume no es un accesorio: es una declaración. Es memoria, es presencia, es respeto. Perfumar el hogar, la ropa, el cuerpo, incluso el aire antes de recibir a un invitado, forma parte de un ritual diario que trasciende lo estético. Para los emiratíes, la fragancia es un acto de hospitalidad, de espiritualidad y de estatus.
Desde pequeños, hombres y mujeres aprenden a reconocer las notas del oud, el ámbar, el almizcle y la rosa damascena como quien distingue palabras de una lengua ancestral. La cultura del perfume es, en realidad, una extensión del alma árabe: profunda, envolvente, misteriosa y duradera.
Caminar por los zocos de Dubái es sumergirse en un universo de esencias: frascos de cristal tallado, quemadores de bukhoor, aceites concentrados que se aplican con mimo en muñecas y detrás de las orejas. El perfume no solo se lleva, se habita.
Shumukh: el perfume más caro del mundo nace en Dubái
No es casualidad que el perfume más caro del mundo haya sido creado en Dubái. Aquí, donde la tradición y la opulencia se dan la mano, el arte del perfumista alcanza su máxima expresión. Y Shumukh, creación de la prestigiosa casa Nabeel, es su exponente más extraordinario.
Presentado como un homenaje a la grandeza árabe, Shumukh combina alta perfumería, artesanía joyera y escultura. Su frasco monumental —con más de 3 litros de fragancia— está coronado por símbolos que representan Dubái: un halcón, un caballo árabe, una rosa, un globo terráqueo. Cada elemento está decorado con oro de 18 quilates, diamantes, perlas y cristales de Swarovski.
La fórmula también es única. Esta fragancia unisex combina sándalo, almizcle, rosa turca, vetiver, incienso y ámbar. Dura hasta 12 horas en la piel y se mantiene más de una semana en la ropa. Su precio: 1,295 millones de dólares, cifra que lo consolida como el perfume más caro del mundo.
Dubái, capital mundial del perfume de autor
La existencia de una creación como Shumukh no sorprende en un lugar como Dubái, donde el perfume no solo se vende, sino que se celebra. Aquí conviven marcas internacionales de nicho, casas históricas del Golfo como Ajmal, Swiss Arabian o Rasasi, y nuevas firmas visionarias como Arcadia o Lootah Perfumes, que reinterpretan la tradición árabe con audacia contemporánea.
Dubái es un verdadero laboratorio olfativo. Una ciudad donde cada fragancia se convierte en una historia sensorial, un símbolo de estatus y un arte que evoluciona sin perder sus raíces.
Un perfume que representa más que lujo
Shumukh no es solo el perfume más caro del mundo. Es una obra maestra que representa el alma perfumada de los Emiratos. Habla del valor que esta cultura otorga a los sentidos, a la memoria y a los símbolos. Es también una manifestación del espíritu de Dubái: mirar al futuro sin olvidar el legado.
En Dubái, el perfume no es solo fragancia. Es identidad, es poder, es arte. Y en el caso de Shumukh, es historia convertida en joya.